Isabel Bonig: Trabajaré por una Comunitat de personas libres, próspera, en la que no quepa el desempleo.

Hace años queleí una cita de un poeta polacodonde se decía algo así como que no es fácil definir qué es la libertad, pero que sin embargo, es muy fácil saber exactamente qué es la falta de libertad.

Debo reconocer que cuando el Acuerdo del Botánico se transformó en un acuerdo de Gobierno, me asaltaron grandes dudas que transcurridos apenas dos meses no han hecho más que confirmarse.

Temía que éste fuera un gobierno que, en lugar de dedicarse a ampliar la esfera jurídica de los cinco millones de castellonenses, alicantinos y valencianos, optara por limitar la capacidad de decisión de una sociedad adulta como la valenciana, como así está sucediendo lo que desgraciadamente, suele ser una constante en la izquierda española.

La coalición desordenada que lidera el Señor Puigestá gobernando con no pocos prejuicios y con sobrado sectarismo.

Enfrentar a la educación pública con la concertada, como se está haciendo, y apostar por la inmersión lingüística, no son sino ejemplos, de cómo este Gobierno ha optado por sustraer a los padres la capacidad de decidir el centro y la lengua en la que quieren que se eduquen sus hijos.

La exclusión unilateral de las Diputaciones en los consejos de administración de los Puertos valencianos no es más que otra muestra de esta actitud desafiante.

La connivencia con los miembros del Gobierno y socios de coalición que apuestan por la ruptura de España y por la incorporación de la Comunitat a proyectos políticos que tienen su origen en el nacionalismo más radical, es otro.

Romper los consensos que presiden nuestra convivencia democrática escondiendo la bandera de España tras una cortina, redactando nuevas letras al himno, prohibiendo la asistencia de los representantes de la ciudadanía a las festividades religiosas de nuestros pueblos, o cuando sin consulta previa, se cambian los nombres de las fiestas tradicionales confundiendo gravemente laicismo y aconfesionalidad, no nos hacen ser una sociedad ni más tolerante ni más libre, sino más bien todo lo contrario.

Los populares, por contra, hemos abierto una nueva etapa que afrontamos con ilusión renovada creyendo firmemente que somos un gran pueblo. Un pueblo que tiene ante sí el reto de caminar unido ante un futuro que debemos ser capaces de ganar para nuestros hijos.

Creo en el diálogo constante, en el trabajo diario, en la igualdad de oportunidades y en el esfuerzo personal. En la importancia que tiene el que seamos capaces de encontrar consensos en aquellas cuestiones que nos unen y que son muchas más de las que nos separan.

Pero también creo firmemente que sólo desde el respeto máximo a la libertad individual y con el reformismo como método podremos tener éxito. Si el precio de la libertad es la vigilancia permanente, ese el principio que guiará la labor de mi partido en la oposición, donde seremos responsables y también leales, pero sobre todo donde defenderemos los intereses de todos los valencianos y no sólo de unos pocos.

Por ello quiero manifestar, desde la profundidad de mis convicciones y desde los principios y valores que defiende el Partido Popular, que trabajaré por una Comunitat de personas libres, próspera, en la que no quepa el desempleo.

Trabajaré para que la Comunitat sea un territorio responsable con quienes mayores dificultades encuentran y cuya convivencia se base en la salvaguarda del Estado de Derecho, la tolerancia y el respeto.

Una Comunitat que repudie la violencia, y en especial, la que afecta a mujeres, menores y personas mayores y en la que no tenga cabida el terrible sufrimiento de los refugiados.

En definitiva una Comunitat mejor, de la que nosotros y nuestros hijos nos sintamos orgullosos.

Articulo publicado en el diario ABC